Washington (Estados Unidos)

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              Sáenz Peña, Roque
              AR-ANH-ISAAR-RSP · Person · 1851-03-19 - 1914-08-09

              Roque Sáenz Peña, presidente de la nación entre 1910 y 1914 e impulsor de la ley electoral que lleva su nombre, nació en Buenos Aires el 19 de marzo de 1851. Hijo de Luis Sáenz Peña y de Cipriana Lahitte, estudió la carrera de abogacía en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, graduándose de doctor en jurisprudencia en 1875.

              Miembro de una familia tradicional de juristas y legisladores e integrante de ese grupo de jóvenes que llevaría adelante el “movimiento provinciano con vocación nacional” que luego daría lugar al Partido Autonomista; Sáenz Peña demostró tempranamente sus habilidades en el debate y el compromiso con la práctica política en línea con un proyecto político e institucional centrado en la unión nacional y federal, la defensa permanente del orden constitucional y la necesidad de una administración eficiente.

              Durante la Revolución de 1874 se alistó como capitán de infantería en las fuerzas del gobierno de Domingo Faustino Sarmiento y después de Nicolás Avellaneda, retirándose de la campaña con el grado de teniente coronel de Guardias Nacionales. A comienzos de 1875 formó parte, junto a Leandro N. Alem, de la mesa del Club Electoral que propició la candidatura de Adolfo Alsina como gobernador de la provincia de Buenos Aires. Fue diputado por el Partido Autonomista y, desde 1877, ejerció la presidencia del cuerpo.

              En su actuación como legislador de la provincia de Buenos Aires hasta 1879, participó activamente en el debate sobre diferentes cuestiones de ordenamiento del espacio provincial y su relación con el territorio nacional. Esta experiencia agregó práctica política a su formación y consolidó sus ideas y propuestas de organización de la nación.

              Con motivo de la Guerra del Pacífico (1879-1883) partió hacia Perú. Se enroló como voluntario en el Ejército de ese país y, en su carácter de comandante del Batallón Iquique, asistió a la derrota de Dolores (19 de noviembre de 1879) y a la victoria transitoria de los peruanos en la campaña de Tarapacá (noviembre y diciembre de 1879). Herido y hecho prisionero, fue trasladado a Chile. Tres meses después recuperó la libertad y regresó a Buenos Aires. Sus experiencias quedaron plasmadas en un diario de campaña publicado bajo el título de Bocetos militares en Sud América.

              En 1880 fue nombrado subsecretario de Relaciones Exteriores durante el ministerio de Bernardo de Irigoyen, en tiempos de la primera presidencia de Julio Argentino Roca. En 1882 ocupó la Dirección del Registro de la Propiedad Inmueble y, en 1887, comenzó a desempeñar funciones diplomáticas. En 1884, junto a Carlos Pellegrini, Delfín Gallo, Lucio V. López y Paul Groussac, inició la publicación del diario político Sud América.

              El 26 de agosto de 1887, el presidente Miguel Juárez Celman lo designó ministro plenipotenciario en la República Oriental del Uruguay, y luego, delegado plenipotenciario en el Congreso Sudamericano de Derecho Privado, del que fue elegido presidente el 5 de mayo de 1888. Acompañado por Manuel Quintana, puso de relieve su sólida preparación jurídica, actuando como miembro informante de la Comisión de Derecho Penal.

              Entre 1889 y 1890 representó al país en la Conferencia de Washington, rechazando el proyecto estadounidense de crear una unión aduanera continental y oponiendo a la Doctrina Monroe, que proclamaba “América para los americanos”, la consigna “América para la humanidad”. Cuando entró en crisis el gobierno juarista, Sáenz Peña ocupó la cartera de Relaciones Exteriores (30 de junio al 4 de agosto de 1890). Dos años más tarde surgió por primera vez su nombre para competir por
              la presidencia, pero una serie de acuerdos políticos, sumada a las presiones de Julio Argentino Roca y de Bartolomé Mitre, lo obligaron a renunciar en favor de su propio padre, el juez de la Suprema Corte de Justicia, Luis Sáenz Peña.

              Mas adelante fue enviado como diplomático a España y Portugal; como representante en la Conferencia de La Haya propuso la Corte de Arbitraje permanente (1906) y se desempeñó como delegado del Instituto Interamericano de Agricultura en Roma (1909).

              En 1905 publicó su libro Derecho Público Americano. Partidario de Carlos Pellegrini, apoyó su nominación presidencial. Fue presidente del Banco Nacional y diputado en 1906, representando a una coalición de varios partidos. Solidario con la política de José Figueroa Alcorta, cumplió bajo su administración diferentes misiones diplomáticas, hasta que el partido Unión Nacional lo proclamó como candidato a presidente. Renunció a su cargo como ministro plenipotenciario en Italia y llegó a Buenos Aires para exponer su programa de gobierno.

              La fórmula Roque Sáenz Peña-Victorino de la Plaza resultó electa el 12 de abril de 1910 y aprobada por la Asamblea Legislativa el 15 de junio. Prestó juramento como presidente de la nación el 12 de octubre de ese año. Un mes antes de la renovación presidencial, había suscrito un pacto con Hipólito Yrigoyen, como resultado de las conversaciones con el dirigente radical que había iniciado su predecesor, José Figueroa Alcorta, y que él mismo continuó. El entendimiento por fin se concretó el 21 de septiembre de 1910 en la casa del Dr. Manuel Paz. Si bien, como parte del acuerdo, Sáenz Peña le ofreció algunos ministerios al radicalismo, la oferta fue rechazada porque el partido se negaba a participar en gobiernos que no hubieran surgido de la genuina representación popular. No obstante y con la aprobación del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, ambos coincidieron en trabajar consensuadamente para sanear el sistema electoral.

              Al prestar juramento ante la Asamblea Legislativa, el nuevo presidente dejó muy en claro que el principal propósito de su gobierno sería conseguir la reforma como primer paso hacia la renovación total de la vida política argentina. A su entender, era necesario fijar las “reglas del juego”, porque la falta de transparencia en los comicios y de garantías en el ejercicio del sufragio creaban las condiciones propicias para los conatos revolucionarios. Sáenz Peña venía madurando esta idea desde hacía muchos años atrás, según se desprende del discurso que pronunció en el Teatro Victoria el 31 de octubre de 1903.

              La primera medida fue la sanción de dos leyes. La de enrolamiento militar, con entrega al ciudadano de la “libreta de enrolamiento” (Ley 8.129); y la de empadronamiento con doble control civil y militar (Ley 8.130), cuya organización se ponía en manos de los jueces federales. Proyectadas en 1910, fueron promulgadas en julio de 1911 y permitieron alcanzar un censo electoral completo. Al mes siguiente, el Poder Ejecutivo envió a las cámaras legislativas el proyecto de ley que establecía el padrón militar como registro cívico, el voto secreto y obligatorio, la descentralización de los comicios y el sistema de lista incompleta.
              Tras la encendida defensa en el recinto del ministro del Interior, Indalecio Gómez, quien consiguió vencer la tenaz resistencia de los diputados conservadores, el proyecto pasó la prueba más dura y siete meses después, en febrero de 1912, se convirtió en ley bajo el número 8.871. Integrada por ciento siete artículos, la norma fue reglamentada por un decreto del 21 de marzo del mismo año que incluía, además, el modelo de las boletas de votación.

              El sistema propuesto rompía con el fraude, asegurando el voto obligatorio, el sistema de lista incompleta, la representación de las minorías y la existencia de los partidos políticos con carácter permanente. Sin embargo, el derecho al sufragio quedaba reservado a los nativos argentinos y naturalizados, varones, mayores de 18 años, excluyendo a las mujeres y a las personas que tuvieran alguna deficiencia física y mental.

              Así y todo, muchas cosas cambiaron para siempre. El voto secreto comenzó a emitirse en recintos cerrados, ensobrado y en mesas instaladas en edificios públicos. Los tradicionales atrios de las iglesias quedaron atrás y solo sobrevivió un tiempo más el nombre de “parroquia” en alusión a los circuitos electorales comprendidos en el área de la Capital. Por lo demás, la Ley 8.871 permitía una mayor participación del sufragante, que podía cambiar el orden de los candidatos dentro de una misma lista partidaria o incluir candidatos de otras listas, posibilidad que desapareció en 1960.

              La nueva ley entró en vigencia por primera vez en las elecciones provinciales de Santa Fe, el 31 de marzo de 1912, con el triunfo del radicalismo que finalmente había abandonado su abstención; y en la renovación de la Cámara de Diputados de la Nación el 7 de abril de 1912. La reforma política había sido un éxito.
              En otro orden de cosas, durante la presidencia de Roque Sáenz Peña se inauguró el primer subterráneo de la Capital y la Estación Terminal Retiro de trenes, se sancionó la Ley 5.599 de Fomento de los Territorios Nacionales y se produjo la protesta de los chacareros arrendatarios pampeanos contra el deterioro de las condiciones en los contratos, conocida como Grito de Alcorta. Sin embargo y fuera del logro fundamental de su gestión, -la reforma electoral-, su gobierno estuvo muy condicionado por su frágil estado de salud. En octubre de 1913 se vio obligado a delegar varias veces el mando en su vicepresidente Victorino de la Plaza. Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, cuando aún restaban dos años para concluir su mandato, falleció en Buenos Aires el 9 de agosto de 1914.